City Tour por Mormonlandia

Para los que no lo sabìan, Utah y mas especìficamente Salt Lake City (la capital) es la meca de los mormones a nivel mundial.

El sàbado pasado, me invitaron a un city tour por el down town antes de emprender el viaje de retorno. He de reconocer que no sabìa mucho acerca de su religiòn o sus costumbres, pero al estar allà y conocerlos de cerca me di cuenta que son algo màs que unos freaks que no toman licor, porque lo que sì, es que se meten litros y litros de diet coke.

Comenzamos con una deliciosa pizza en The Pie, una pizzerìa-bar estudiantil. Lo de bar es solo un nombre, ya que como se imaginaràn no se sirve licor. Son poquìsimos los lugares donde puedes encontrar una cerveza y cigarrillos mucho menos.

La ciudad es implecable y tranquila y como no serlo si el 90% de sus habitantes son mormones. Decidimos apurarnos para poder ir al Hard Rock Cafè ya que todo cierra super temprano, a las 9pm ya casi no se encuentra nada abierto, salvo un heavy metal bar que abre hasta las 1am. aprox.

Algo que me sorprendiò tambièn es la gran cantidad de familias con hijos pequeños paseando por toda la ciudad, cada familia tiene como mìnimo 4 hijos y son tan familiares que hacen pràcticamente todo juntos, bueno, ejem ejem, casi todo, como por ejemplo producir mas hijos. Dicen que lo hacen porque es un buen lugar para criar niños, no como California o New York.

Tal vez la mayorìa piense que los mormones pueden tener mas de una esposa, pero eso es cosa del siglo pasado. Esa norma fue abolida hace mucho mucho tiempo, asi que los que pensaban hacerse pasar por mormones, es mejor que tomen la religiòn de Badani como opciòn.

Al llegar al templo nos recibiò una veintena de jòvenes misioneros de diversos paices, todos sonrientes y dispuestos a mostrarnos la implecable y bella arquitectura de sus construcciones religiosas y contarnos algo màs de la historia de Josè Smith, Brigham Young y los profetas modernos.

Mientras buscàbamos misioneros que hablen castellano, tuve una amena conversaciòn con una misionera japonesa, la hermana Toda, le contè sobre la asoc. Sugoy, de los animes que vi cuando era niña y sigo viendo, de la gran cantidad de adeptos que tiene en Lima y a todo respondìa con un Ohhhh! y soreìa a todo.

Al final conseguimos dos misioneras-guìas, una nicaraguense y una mexicana, que nos guiaron por el templo mayor, la iglesia, el tabernàculo y el museo.

Todos son super amables, super familiares, super divertidos y si bien se supone que no deberìan meterse toxinas en el cuerpo, estos señores realizan una de las mayores injestas de comida chatarra que he podido presenciar.

Apuramos la salida porque comenzò un chubasco torrencial y como buena peruana no estaba preparada con impermeable. Antes de salir huyendo lograron alcanzarme un ejemplar del Mormon's Book para que conozca mas sobre sus creencias. Luego de eso, càmara en mano, salì corriendo a refugiarme en el Mall que estaba cruzando la calle.