Ribeyro y el Color Modesto.
Quienes lo han leìdo saben que pasear por sus historias y personajes es como caminar una tarde invernal de un domingo cualquiera por las callecitas ocultas del centro de Lima, tan gris, tan sucia. Así es J.R.R.Ribeyro, sus cuentos nos recuerdan a todos aquellos a quien paradójicamente nunca recordamos. Le da vida al marginal anónimo que nunca nos dignamos a mirar y lo convierte en el principal danzante de aquellos lugares que no pisamos.

Dicen que lo suyo es el objetivismo, un realismo desprovisto de sentimiento y el expresionismo Kafkiano, una de sus mas claras influencias. Sin embargo cuando lo lees te olvidas de lo que dicen, de las corrientes, las influencias y terminas dando un paseo por todo lo que Ribeyro significa.
Tiene cuentos realmente memorables: "Por las azoteas", "Tristes querellas en la vieja quinta", "Silvio en el Rosedal", el archiconocido "Gallinazos sin plumas" (gracias a la película Caìdos del Cielo) y sobre todo y muy en boga con el tema, tan perfectos como reales: "Alienación" y "De color modesto".
"Alienación" te cuenta una historia archiconocida, del zambo que quiere ser blanco. De el pobre Roberto que en su niñez nunca reparò en el color de su piel, hasta aquella tarde que marcò todo el rumbo de su vida. El momento en que Keka, la niña linda que vivía por un conocido malecón Miraflorino, le quita la pelota mientras le dice: "Yo no juego con negros!". Roberto deja de ser Roberto, para transformarse en Robert, Bobby y luego Bob, quiere dejar de ser quien es y volverse aquel Tim o Jim de un rancho de Kentucky.
Vive toda una vida de infelicidad, creyendo que era dicha tratar de ser quien es para volverse en lo que nunca podrìa ser.
"De color modesto" ya no es la historia del que quiere ser y no es, sino de un racismo abierto que implica que determinado color de piel puede ser calificado como modesto.
Hace poco leì airadas discusiones en blogs vecinos que trataban este tema. Me apenò darme cuenta que la mayorìa no veìa el real transfondo del asunto, no importa si eres chino, cholo, blanco, serrano o la mezcolanza que la mayorìa suele ser. Tampoco es un asunto de cuanto dinero tienes, de si manejas un Audi, mototaxi o taxicholo. Aqui el asunto es la incultura, del peruano que ensucia las calles, que no solo orinan por las aceras y que botan basura orgánica, que tiene la criollada como paradigma, siempre pasándose luces rojas, conduciendo borracho, no respetando la ley ni a la gente que lo rodea, que pinta las paredes. En otras palabras que cree que no tener respeto es sinònimo de grandeza.
Esos seres son para mi despreciables, como no lo son personajes de Ribeyro, ya que ellos tienen otro mòbil, el problema es otro. Pero claro... tienes que comprenderlo.